sábado, 13 de marzo de 2010

¿CONDICIONES PARA LA REFORMA POLÍTICA?

Se va haciendo nacional y coincidencia de las agrupaciones políticas, incluidas algunas uribistas, de periódicos nacionales y regionales, que la crisis política e institucional que atravesamos demanda una reforma integral o estructural de las instancias estatales que tienen que ver con el ejercicio político del poder, esto es, de las instancias estatales excluida la Justicia. La reforma de la “Silla Vacía”, que deja sin reemplazo de su propia lista a los congresistas con orden de detención, siendo conveniente, resulta insuficiente.



Valdría la pena que un centro de investigación política idóneo y libre de suspicacias e intereses políticos partidistas o coyunturales, realizara un censo de las agrupaciones políticas, de los periódicos nacionales y regionales, de las revistas formadoras de opinión, de los centros universitarios de investigación social y política que nos precise como la opinión formada e ilustrada encuentra en una Reforma Política Integral el camino para superar esta crisis de coyuntura y de falta de legitimidad institucional.



Es cierto que al Presidente lo acompaña una favorabilidad del 84% que le da mayorías incuestionables. Pero esa favorabilidad del Presidente no se extiende ni cobija a los partidos uribistas, ni menos a las instituciones que como el Congreso, han sido corrompidas por la narco-parapolítica. La mayoría de la opinión que acompaña al Presidente no da, ni es, legitimidad para el régimen político que la parapolítica pretendió construir alrededor del Presidente Uribe
Es más.

De ese 84% muchos se incluyen en el porcentaje, posiblemente ya mayoritario, de los colombianos que reclaman superar esta crisis de la parapolítica con un reforma que establezca impedimentos estructurales, constitucionales y legales, para que el narcotráfico y las mafias no sigan penetrando el Estado y asaltando la voluntad ciudadana.

Tenemos que superar en Colombia, el “dilema” de no saber qué es más tentador para ganar una votación: hacer un partido o un concierto para delinquir. La ética y la cultura ciudadana están por los suelos.

La discusión nacional de esta reforma, que probablemente exija la construcción de un Acuerdo Fundamental, es una oportunidad para continuar construyendo una cultura política, una ética del ejercicio político, que sancione efectivamente la penetración de las mafias, narcos, paras, guerrillas en la política y la utilización de la corrupción y la violencia para consolidar poderes políticos regionales y nacionales.

Como lo reclama Elizabeth Ungar la política tiene que ser expresión y coincidencia de la ética social y personal del gobernante. Las manifestaciones del Presidente Uribe llamando a los bandidos a que votaran por él o por sus programas, hasta cuando cayeran a la cárcel, pervierten profundamente la sociedad, debilitan la Ley y el valor del castigo social.

Ponernos de acuerdo los colombianos en la necesidad de una Reforma Política es ponernos de acuerdo en una medida procedimental importante. Podría decirse que eso no significa que nos hayamos puesto de acuerdo en contenidos esenciales. El asunto es que en la Democracia los procedimientos son esenciales. Los procedimientos condicionan los contenidos. Y ese debate también hay que abrirlo. En mi modesta opinión es necesario empezar a preguntar sobre las condiciones que harían posible una Reforma Política Estructural como consenso o Acuerdo Fundamental y que, por tanto, una vez se escoja el procedimiento contemplado en la Constitución, se podría elevar al rango de Reforma Constitucional. Veamos algunas preguntas o condiciones que se empiezan a perfilar y que nos parecen considerables.

A-No puede haber un Acuerdo Fundamental para una política limpia y en igualdad de condiciones, si al mismo tiempo hay un colombiano prefijado como ganador, si hay “un candidato excepcional que puede respaldar sus promesas con partidas generosas del presupuesto nacional” como lo señala Armando Montenegro. Una precondición de una Reforma Política como Acuerdo Fundamental exige del Presidente Uribe su renuncia a una nueva reforma de la constitución para una nueva reelección.


B- Al mismo tiempo, no puede haber un Acuerdo Fundamental para una Reforma Política que excluya el querer mayoritario de los colombianos de seguridad, confianza y dedicación al trabajo de sus gobernantes. Es igualmente condición de un Acuerdo Fundamental preservar los contenidos de la Seguridad Democrática para dar continuidad a las conquistas del Gobierno del Presidente Uribe que tienen un apoyo mayoritario de la ciudadanía.


C- Es condicionante de este Acuerdo Fundamental el que la ciudadanía sienta que con la Reforma Política no se pretende cambiar la correlación de fuerzas del ejercicio político o de las mayorías parlamentarias, que la ciudadanía estableció en las urnas. Será nuevamente la ciudadanía en las urnas la que establezca quién es la mayoría, una vez se ponga en ejercicio la Reforma Política.


D- Una reforma política para ser cierta y democrática exige el compromiso o pacto nacional y político de exclusión de la violencia y los narcodineros del ejercicio de la política. No tendrían credenciales para participar en este Acuerdo Fundamental para la Reforma Política Estructural las fuerzas que justifiquen o toleren la combinación de formas de lucha violentas con el ejercicio de la política. Si por alguna razón, una fuerza alzada en armas considerara de su interés participar en el Acuerdo Fundamental su cese al fuego y a las hostilidades con verificación internacional y nacional sería condición ‘sine qua non’.


E- Es condicionante de un Acuerdo Fundamental establecer mecanismos para que la Reforma Política sí haga efectiva la protección de los dineros públicos locales y regionales que muchos han convertido en botín electoral y de poder fáctico de todas las agrupaciones clientelistas y del concierto para delinquir.


F- Una consideración última de este pensamiento en borrador: Debería ser un condicionante de un Acuerdo Fundamental el que las elecciones inmediatamente posteriores que pongan en ejercicio la Reforma Política cuenten con una Veeduría Internacional de un Organismo Multilateral, que en combinación de las nuevas autoridades electorales y con la Justicia colombiana excluyan de manera discrecional cualquier partido o agrupación política y a cualquier candidato, del que se tengan fuertes indicios de su vinculación o que cohoneste con la violencia y los dineros de la narcocorrupción.


Si el ejercicio de esa Reforma no es un precedente cierto, verdadero, de comienzo del camino para la superación de la violencia y la corrupción en el ejercicio de la política y el dominio del Estado, un precedente cierto en la construcción de cultura y ética ciudadana, la frustración sería de generaciones y de escepticismo frente a la democracia colombiana y reforzaría las opiniones de algunos centros internacionales de que Colombia sería un ‘Estado fallido’.


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